Detras de Bender, la figura de la serie de televisión “Futurama” representada a la izquierda, se esconde algo mucho menos inocente de lo que se pretende aparentar a primera vista. Y este caso no es una excepción ya que las características de personalidad que se le han otorgado a este ser de ficción corresponden a un perfil repetido en muchos otros personajes, preferentemente desde la década de los ochenta en películas o en series de televisión de producción norteamericana. El objetivo fundamental es presentar a un personaje con cualidades morales denigradas como lo contrario, algo realmente positivo e incluso elogiable.
El motivo fundamental es que el sistema necesita que cualidades morales reprobables como las que encarna este personaje sean percibidas como positivas para que de esta forma puedan ser asimiladas por los espectadores y así conformen con ello un orden de valores que pueda también ser confirmado por las demandas de la sociedad. Fácilmente se puede buscar un ejemplo que ilustre esto. Bender (entre otras cosas) es egoísta, codicioso y piensa sobre todo en sí mismo. Si estos valores se presentan sin enmascarar casi nadie se atrevería a denominarlos positivamente. Sin embargo, si a través de un personaje de ficción como éste esos valores se muestran con un trasfondo entrañable y, sobre todo, con la aquiescencia y justificación del resto de los personajes de la serie correspondiente, esos mismos valores pasan a percibirse como algo no tan negativo e incluso como algo elogiable. Se han hecho más agradables al espectador y por este camino éste fácilmente termina por admitirlos y justificarlos, sobre todo en sí mismo. Muy posiblemente no se dé ni cuenta, pero aún así la visión del mundo que se le ofrece termina influyendo en la concepción que tendrá de estos temas.
El sistema se sirve de agentes como los personajes de ficción para transmitir los valores que le son convenientes. Un sistema capitalista sustentado por la codicia y el lucro personal necesita que valores egoístas sean percibidos como agradables y/o naturales. Precisamente pretender que los espectadores lleguen a pensar que son naturales termina siendo el fin último y máximo grado de la “educación” del sistema. Cuando algo es asimilado como natural es porque no puede ser de otra forma y, por lo tanto, aquí se terminan sus cuestionamientos.
Se podría decir que en este aspecto el sistema se “vive a sí mismo” de forma parecida a como la vida busca su propia expansión dentro de sus cauces. Aunque es verdad que los guionistas son muy conscientes (y por lo tanto responsables) de las características y finalidades que les están confiriendo a estos personajes, lo hacen simplemente porque así el provecho económico les será mayor. Ya hay un círculo vicioso creado que se retroalimenta con este sistema de personajes. Éstos pueden aparecer porque hay un carácter social que los demanda y, al mismo tiempo, le imprimen una nueva fuerza procedente de su posición “educativa” encubierta. Ganan dinero a corto plazo al ofrecer el producto demandado por el carácter social dominante y a la vez siembran de nuevo esos valores para que más adelante consigan beneficios de la misma manera.
El motivo fundamental es que el sistema necesita que cualidades morales reprobables como las que encarna este personaje sean percibidas como positivas para que de esta forma puedan ser asimiladas por los espectadores y así conformen con ello un orden de valores que pueda también ser confirmado por las demandas de la sociedad. Fácilmente se puede buscar un ejemplo que ilustre esto. Bender (entre otras cosas) es egoísta, codicioso y piensa sobre todo en sí mismo. Si estos valores se presentan sin enmascarar casi nadie se atrevería a denominarlos positivamente. Sin embargo, si a través de un personaje de ficción como éste esos valores se muestran con un trasfondo entrañable y, sobre todo, con la aquiescencia y justificación del resto de los personajes de la serie correspondiente, esos mismos valores pasan a percibirse como algo no tan negativo e incluso como algo elogiable. Se han hecho más agradables al espectador y por este camino éste fácilmente termina por admitirlos y justificarlos, sobre todo en sí mismo. Muy posiblemente no se dé ni cuenta, pero aún así la visión del mundo que se le ofrece termina influyendo en la concepción que tendrá de estos temas.
El sistema se sirve de agentes como los personajes de ficción para transmitir los valores que le son convenientes. Un sistema capitalista sustentado por la codicia y el lucro personal necesita que valores egoístas sean percibidos como agradables y/o naturales. Precisamente pretender que los espectadores lleguen a pensar que son naturales termina siendo el fin último y máximo grado de la “educación” del sistema. Cuando algo es asimilado como natural es porque no puede ser de otra forma y, por lo tanto, aquí se terminan sus cuestionamientos.
Se podría decir que en este aspecto el sistema se “vive a sí mismo” de forma parecida a como la vida busca su propia expansión dentro de sus cauces. Aunque es verdad que los guionistas son muy conscientes (y por lo tanto responsables) de las características y finalidades que les están confiriendo a estos personajes, lo hacen simplemente porque así el provecho económico les será mayor. Ya hay un círculo vicioso creado que se retroalimenta con este sistema de personajes. Éstos pueden aparecer porque hay un carácter social que los demanda y, al mismo tiempo, le imprimen una nueva fuerza procedente de su posición “educativa” encubierta. Ganan dinero a corto plazo al ofrecer el producto demandado por el carácter social dominante y a la vez siembran de nuevo esos valores para que más adelante consigan beneficios de la misma manera.
6 comentarios:
No creo que nadie piense que Bender es un modelo moral. Creo, de hecho, que todos lo entendemos más bien como un "anti-modelo". La comicidad de la serie reside en que nos demos cuenta de lo descarado que es, de la jeta que tiene, y de lo despreciable que es. Dudo mucho que por ver a un personaje de ficción actuando así, vayamos a aplaudir a alguien que lo haga en la vida real.
No estoy diciendo que no se estén empleando a los personajes de ficción para crear modelos morales reprobables. En series como Física o Química o Los Serrano aparecen personajes que, a mi entender, sí toman decisiones incorrectas. Son adolescentes de instituto, entre trece y dieciséis años, cuyo universo gira en torno al sexo (un eje un poco exiguo, creo yo). En la serie se plantean esas decisiones, esa forma de ver el mundo, como si no hubiera otra. Como si fuera lo más normal (y, por lo tanto, adecuado) ser, pensar y actuar así.
Son esas series las que están creando modelos de conducta, y no las series cómicas americanas, en las que los defectos de los personajes son, no un modelo a seguir, sino un elemento más de comicidad.
A lo mejor estoy siendo un poco tajante, repito que estoy de acuerdo en que las series presentan modos de conducta. Sólo pienso que el ejemplo de Bender ha sido desafortunado.
La idea no es que se lo piense primeramente de forma consciente. Lo importante es que incosncientemente se admita. Una forma de hacerlo es con la risa. A mucha gente le resulta gracioso lo que Bender suele hacer y por este camino inconsciente van empatizando con los valores que transmite. Fíjate que aunque es verdad que se le presenta como despreciable y odioso nunca llega al extremo (por muchas barbaridades que piense hacer). Siempre hay un punto en el que lo que hace puede ser asimilado por sus comañeros y así mantenerse en el grupo. Por ejemplo, no mata a un niño y es repudiado por sus amigos. Es decir, los límites e intenciones son claras.
El humor en realidad es algo muy serio y depende mucho de la persona, en su humor se refleja su orden de valores. Si alguien es un miserable disfrutará viendo como puede ejercer poder sobre los demás. El difraz es la broma pero el contenido acaba siendo evidente. Por eso es importante juzgar por qué algo hace gracia y por qué no lo hace otra cosa.
No conozco "Física y Química" ni los "Serrano". Es más, me voy a "delatar" porque apenas veo la televisión, y todavía menos sus series, pero esto que comentas me recuerda a las revistas para adolescentes que también buscan centrar en el sexo y lo que hay a su alrededor las inquietudes que se deben de tener. Evientemente están desviando la atención hacia algo que debería de ser secundario (por muy importante que sea para un adolescente estos temas a esa edad).
Ahora bien, tampoco en este tema (por volver a Bender) las cosas son blancas o negras. Simplemente es una tendencia que me parece que ejerce. Seguramente se podría escoger mejor otro personaje para ilustralo. Es que fue el primero que me vino a la cabeza. Todavía no me parece del todo inapropiado.
Un saludo.
Creo que Anaïsea tiene razón cuando se refiere a las programas que están hechos "en serio" y transmiten valores superficiales y contradictorios -en el mejor de los casos. Pero lo que dices, Blues, me parece muy interesante y correcto porque las series de humor han dado otra vuelta de tuerca siniestra, adornando a personajes despreciables de cualidades que puedan despertar nuestra simpatía. y trazando ciertos límites éticos que jamás cruzan para despertar nuestra benevolencia. La clave del tema es: ¿por qué no se cruzan TODOS los límites éticos, si es que se trata de mostrar a alguien malvado? Y ¿por qué son siempre unos determinados límites éticos los que sí se pueden traspasar, límites que, casualmente, encajan con lo que conviene al poder actual? Casi siempre se trata de lo mismo: sé egoista, sé competitivo, mantén solo un poco de sensiblería en el ámbito exclusivamente privado, en ese en el que el sistema capitalista no se ve amenazado. Pero, por favor, nada de ética social, nada de compromiso, nada de denuncia de injusticias...
Yo confieso que, por ejemplo, me río mucho con Aida: los guionistas son excelentes maestros del chiste y el sainete. Pero en un contexto de posmoderna ironía, de relativismo ético hacen, o por lo menos lo intentan, que sientas simpatía por un facha racista, que te parezca gracioso que una pandilla de macarras le rompa las gafas a un chico empollón y gay, o que una chica sea prostituta y sin embargo, feliz y orgullosa, incluso algo pija. En este sentido, quizá sea más perniciosa esta táctica.
De todos modos no sé si los guionistas son conscientes de estar trabajando en ese sentido. Es posible que , simplemente, hayan absorbido el pernicioso pero aparentemente ecuánime mensaje irenista de que "no hay malos ni buenos", de que en todos los sistemas sociales y todas las épocas ha habido injusticias y que todos, en el fondo, tenemos nuestro corazoncito. Quien niega esto es llamado fanático, maniqueo o cosas similares. Pero que el mal existe sigue siendo una realidad, y los malos con corazoncito seguramente solo existen en la tele.
Saludos.
Vaya debate. Bueno, en esta ocasión estoy de acuerdo con bLuEs hasta cierto punto, todo lo llevado a un medio público es generalmente un modo de comunicación que intenta cambiar las ideas de quien recibe estas ideas que han sido dejadas ahí sin que uno pueda responder. ¿Por qué el pesimismo de "cambiar"? Porque dificilmente tenga uno la misma mentalidad que quien ha ideado aquello que se puso en televisión y si alguien ha ideado eso, es porque quiere pasarte s percepción puesta desde su punto de vista (ya que el entorno y la aceptación de lo mismo es algo controlado por ese alguien también).
En el caso particular de Bender no sé si haya sido creado con toda la alevosía de modificar la normativa moral que se lleva a cabo, pero ¿quién no intenta manejar esos parámetros? No son sólo los creadores de Futurama y demás programas televisivos (o de otro tipo), todos intentan manejar nuestra moral llevándola hacia su conveniencia y haciendo que sus actos se vean respaldados por una moral aún mayor. En el caso "Bender", me parece que sería algo así como la bondad escondida en cada uno. En cualquier otro caso, también se tiene un respaldo para esas acciones.
Supongo que Bender simplemente es "gracioso" por su supuesta desfachatez salida de la nada. Quizá el b-side de cada uno de nosotros.
Un saludo metálico.
Dizdira:
Pienso que no se traspasan todas las fronteras porque entonces se perdería el objetivo para el que está hecho. Si se presentase al personaje como un claro malvado se perdería el engaño porque habría una repulsión total. En cierto modo es como muchos usos que se hacen del sexo en la televisión y en bastantes películas. Se puede presentar una imagen con suficiente contenido sexual como para que al inconsciente le resulte agradable lo que tiene delante pero sin pasarse, porque entonces ya es rechazado por el puritanismo burgués. Por ejemplo, en la mayoría de las cadenas de televisión las presentadoras de los informativos están obligadas (de forma sexista)a lucir un buen escote; lo suficiente como para que sea percibido como una imagen agradable pero sin enseñar demasiado como para que el puritanismo burgués se dé cuenta de que en realidad le están ofreciendo sexo en lugar de noticias. (¡Ah!, y desde luego lo de los escotes no es por la excusa de colocar el micro).
En cuanto a que los guionistas sean conscientes pienso que en la casi totalidad lo son. Quizás no son suficientemente conscientes como para reprobarse moralmente a sí mismos (cosa necesaria para que hagan lo que hacen) pero saben perfectamente que el carácter que crean es el exigido por la demanda social. Los personajes no suponen ninguna expresión artística (que por otra parte sería el objetivo verdadero de una obra de ficción) sino que representan valores muy rebuscados y estudiados que no son fruto de la casualidad y que permiten conseguir éxito de audiencia. El que sean valores moralmente apestosos no ha parecido ser impedimento para que los usasen constantemente.
Unkind:
Es cierto que seguramente las ficciones acaban suponiendo o predicando un orden de valores pero, sin embargo, puede haber un criterio que las permita y éste puede ser el artístico. Si yo hago una serie con valores premeditados me olvido de realizar expresión artística y simplemente conformo una historia dentro de una lógica que tenga un grado mínimo de verosimilitud. Pero, si por el contrario, me centro en la faceta artística los valores quedan en un segundo plano o incluso pueden ser irrelevantes. Me es igual que la serie acabe tratando de macabros asesinos en serie, en todo caso luego se clasifica para adultos y punto.
Saludos para ambas.
Muy bien,a todas por su excelente explicación de lo que el personaje de Bender significa para todos.Pero lo que si esta claro, es que este tipo de personajes son cada vez más influyentes en el mundo de la televisión y gozan de más popularidad.Solo hay que echar un vistazo a uno de los protagonistas de dos hombres y medio, q en su vida real es muy semejante a la de la ficción, o series como los simpson, padre de Family guy o American dad.Esto se produce, porque a los espectadores este perfil les parece sumamente gracioso, y le dan a la vida un punto de vista más relajado.Conclusión: por mucho q nos duela todos en el fon do llevamos a un personaje de estos en el interior.
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