A petición popular uno de los fragmentos que mejor describen la forma en que veo la vanidad. Creo que yo ando bastante parejo a la forma en que este hombre ve eso. Corresponde a un fragmento del segundo capítulo de la novela "El túnel" de Ernesto Sabato.
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"[...]De la vanidad no digo nada: creo que nadie está desprovisto de este notable motor del Progreso Humano. Me hacen reír esos señores que salen con la modestia de Einstein o gente por el estilo; respuesta: es fácil ser modesto cuando se es célebre; quiero decir parecer modesto. Aun cuando se imagina que no existe en absoluto, se la descubre de pronto en su forma más sutil: la vanidad de la modestia. ¡Cuántas veces tropezamos con esa clase de individuos! Hasta un hombre, real o simbólico, como Cristo, pronunció palabras sugeridas por la vanidad o al menos por la soberbia. ¿Qué decir de León Bloy, que se defendía de la acusación de soberbia argumentando que se había pasado la vida sirviendo a individuos que no le llegaban a las rodillas?
La vanidad se encuentra en los lugares más inesperados: al lado de la bondad, de la abnegación, de la generosidad. Cuando yo era chico y me desesperaba ante la idea de que mi madre debía morirse un día (con los años se llega a saber que la muerte no sólo es soportable sino hasta reconfortante), no imaginaba que mi madre pudiese tener defectos. Ahora que no existe, debo decir que fue tan buena como puede llegar a serlo un ser humano. Pero recuerdo, en sus últimos años, cuando yo era un hombre, cómo al comienzo me dolía descubrir debajo de sus mejores acciones un sutilísimo ingrediente de vanidad o de orgullo. Algo mucho más demostrativo me sucedió a mí mismo cuando la operaron de cáncer. Para llegar a tiempo tuve que viajar dos días enteros sin dormir. Cuando llegué al lado de su cama, su rostro de cadáver logró sonreírme levemente, con ternura, y murmuró unas palabras para compadecerme (¡ella se compadecía de mi cansancio!). Y yo sentí dentro de mí, oscuramente, el vanidoso orgullo de haber acudido tan pronto. Confieso este secreto para que vean hasta qué punto no me creo mejor que los demás.[...]"
La vanidad se encuentra en los lugares más inesperados: al lado de la bondad, de la abnegación, de la generosidad. Cuando yo era chico y me desesperaba ante la idea de que mi madre debía morirse un día (con los años se llega a saber que la muerte no sólo es soportable sino hasta reconfortante), no imaginaba que mi madre pudiese tener defectos. Ahora que no existe, debo decir que fue tan buena como puede llegar a serlo un ser humano. Pero recuerdo, en sus últimos años, cuando yo era un hombre, cómo al comienzo me dolía descubrir debajo de sus mejores acciones un sutilísimo ingrediente de vanidad o de orgullo. Algo mucho más demostrativo me sucedió a mí mismo cuando la operaron de cáncer. Para llegar a tiempo tuve que viajar dos días enteros sin dormir. Cuando llegué al lado de su cama, su rostro de cadáver logró sonreírme levemente, con ternura, y murmuró unas palabras para compadecerme (¡ella se compadecía de mi cansancio!). Y yo sentí dentro de mí, oscuramente, el vanidoso orgullo de haber acudido tan pronto. Confieso este secreto para que vean hasta qué punto no me creo mejor que los demás.[...]"
6 comentarios:
Es muy parecido al asunto del egoísmo. En el propio amor, por ejemplo. Es difícil encontrar el amor puro, puesto que amar nos reconforta: "dar" siempre nos devuelve algo, aunque sea en forma de satisfacción personal.
Es lo mismo.
De todas formas, si tienes la mirada màs o menos limpia, yo creo que en general es fácil dilucidar lo que de auténtico hay en las acciones propias y ajenas.
Los tiros van bien. En cuanto al tema del amor es cierto lo que dices pero yo siempre tengo la esperanza de que entre tanta "porquería" emerga algo que sea completamente limpio.
saludos y un abrazo
pero cuando el tipo dice "Confieso este secreto para que vean hasta qué punto no me creo mejor que los demás" cae en la misma vanidad de la falsa modestia. ¡es un circulo vicioso!
lo veo obsesionado con el tema de la vanidad señor :P ¿para cuando su propio escrito? o hay alguno rondando por aqui? :)
saludos
Exacto Cami, eso es el meollo. La vanidad acaba impregnando lo más insospechado y es muy complicado deshacerse de ella. Se disfraza con muchos trajes.
¿Mi propio escrito sobre la vanidad? .... Yo creo que ya está hecho. Este blog ya es un monumento a mi vanidad. Presupone muchas cosas vanidosas: que tengo algo que decir a los demás, que me otorgo una posición preponderante escribiendo los mensajes, que puedo emitir juicios de valor y eliminar lo comentarios que me parezcan, etc....
Un abrazo Cami.
Tanta vuelta de tuerca no acabará bien, jeje. Es cierto lo que dices, supongo que hay cosas que vienen de serie junto con la racionalidad. Si es así, simplemente es así, y no es ni bueno ni malo. La vanidad es quizá más cuestión de grados, como en casi todo.
Vanidosos abrazos ;)
Muy bueno. Los grados.... también cuentan, claro. Serán como los pecados...que no son todos iguales.
Más vanidosos abrazos jeje ;)
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