Lo cierto es que ni mucho menos soy el primero en hablar sobre el tema y ni siquiera pretendo hacer un comentario medianamente sesudo. Simplemente es un recordatorio porque a nada que hay un descuido nos ataca “el lenguaje del telediario”.
¿Y que es ese “lenguaje del telediario”? Pues consiste en no hablar como lo haríamos habitualmente. Hay que reemplazar las palabras habituales por otras más rimbombantes que den aspecto de seriedad y formalismo (¡Atiéndame joven, seriedad!). Esto se puede hacer en cualquier momento pero hay ocasiones “especiales” que invitan a ello. Generalmente cuando necesitamos que se nos preste una atención que visto lo visto no merecemos.
Pongamos un ejemplo del “lenguaje del telediario”: “Procedió a ejecutar la petición de pago”. Que traducido al lenguaje de los mortales sería: “Pidió que le diesen el dinero”
Desde luego no descubro nada, simplemente le pongo mi propio cuño. El “leguaje del telediario” se llama así porque allí todo se trasforma. En cuanto tenemos una cámara delante adoptamos una pose en la que las acciones más estúpidas hay que decirlas con seriedad y formalismo. El problema es que esa supuesta “seriedad y formalismo” lo único que hace es deformar la realidad, y todo por aparentar. Gente miserable que pretende afianzarse en un rol inventado para que su vida tenga algún significado y la de los demás no caiga en el absurdo que nos rodea.
El “leguaje del telediario” es malvado. Yo procuro evitarlo pero a nada que me descuido ya se ha colado y me arruina lo que quiero decir. No me deja expresarme. Pretende aparentar que soy una persona seria y tapa mis miserias. Me arruina la vida porque no me deja ver lo que soy.
“Leguaje del telediario” mantente lejos. No me gustas y espero que yo no te guste. De él podríamos decir lo mismo que dice la canción :“Blues stay away from me, time goes by and i still can’t be free”
¿Y que es ese “lenguaje del telediario”? Pues consiste en no hablar como lo haríamos habitualmente. Hay que reemplazar las palabras habituales por otras más rimbombantes que den aspecto de seriedad y formalismo (¡Atiéndame joven, seriedad!). Esto se puede hacer en cualquier momento pero hay ocasiones “especiales” que invitan a ello. Generalmente cuando necesitamos que se nos preste una atención que visto lo visto no merecemos.
Pongamos un ejemplo del “lenguaje del telediario”: “Procedió a ejecutar la petición de pago”. Que traducido al lenguaje de los mortales sería: “Pidió que le diesen el dinero”
Desde luego no descubro nada, simplemente le pongo mi propio cuño. El “leguaje del telediario” se llama así porque allí todo se trasforma. En cuanto tenemos una cámara delante adoptamos una pose en la que las acciones más estúpidas hay que decirlas con seriedad y formalismo. El problema es que esa supuesta “seriedad y formalismo” lo único que hace es deformar la realidad, y todo por aparentar. Gente miserable que pretende afianzarse en un rol inventado para que su vida tenga algún significado y la de los demás no caiga en el absurdo que nos rodea.
El “leguaje del telediario” es malvado. Yo procuro evitarlo pero a nada que me descuido ya se ha colado y me arruina lo que quiero decir. No me deja expresarme. Pretende aparentar que soy una persona seria y tapa mis miserias. Me arruina la vida porque no me deja ver lo que soy.
“Leguaje del telediario” mantente lejos. No me gustas y espero que yo no te guste. De él podríamos decir lo mismo que dice la canción :“Blues stay away from me, time goes by and i still can’t be free”
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